miércoles, 9 de septiembre de 2009

Camille Saint-Saëns: III. Concierto para Piano


Saint-Saëns tuvo una carrera extraordinariamente larga y productiva. Estuvo en activo como compositor durante 83 años. Escribió su primera composición, que se guarda en el Conservatorio de París, a la edad de 3 años, y siguió componiendo prácticamente sin cesar hasta el día de su muerte. Su carrera como pianista fue igualmente impresionante. Empezó dando conciertos informales en su vecindario a la edad de cuatro años, dio su primer recital público a la edad de ocho y se mantuvo ágil y en activo como ejecutante hasta su último día (en el que practicó durante dos horas por la mañana, antes de morir al anochecer).

Compuso a los largo de su 5 conciertos para piano:
  • Concierto para piano y orquesta n.º 1, en Re Mayor op. 17
  • Concierto para piano y orquesta n.º 2, en Sol menor op. 22.
  • Concierto para piano y orquesta n.º 3, en Mi bemol Mayor op. 29.
  • Concierto para piano y orquesta n.º 4, en Do menor op. 44.
  • Concierto para piano y orquesta n.º 5, «L'Égyptien», op. 103.
Todos son bellísimos, con gran lucimiento del piano, dulcura y romantisismo. El Nº5 es conocido como "El Egipcio" donde en sus movimientos aparecen tonos y melodías que nos hacen recordar a oriente y le da un toque de exotismo al concierto. Debido a sus salud un poco débil la mayoría de los inviernos se trasladaba a lugares cálidos, así fue que visito y vivió muchas veces en las Islas Canarias, en Argelia (en Argel fue la ciudad donde murió) y también estuvo en Egipto de donde seguramente escucho mucha música árabe que luego fusionó con su propia música...

Pero su concierto más conocido es su concierto Nº 2, esta obra nace como resultado de la amistad que tienen Saint-Saënz con el pianista y compositor Arthur Rubinstein. Cuando ambos músicos se conocieron en 1858, Saint-Saëns impresionó a Rubinstein cuando leyó a primera vista, al piano, la enorme Sinfonía Océano de este último. A su vez, Rubinstein abrumó a su colega francés con su ejecución del piano. Tiempo más tarde, Saint-Saëns recordaba:

Sin más recursos que él mismo y un piano, Rubinstein ha llenado el enorme Théátre de l'Eden, con palpitantes multitudes y lo ha colmado de vibraciones tan resonantes y graduales como las que hubiera producido una orquesta. Y cuando unió sus fuerzas a las de la orquesta misma, ¡qué papel extraordinario jugó el instrumento bajo sus dedos a través de ese mar de sonoridad! Se puede tener una idea de lo que fue si uno imagina el destello de un relámpago que atraviesa una nube oscura. ¡Cómo hizo cantar al piano! ¿Qué magia posee para dar a esos sonidos aterciopelados una duración prolongada que no tienen, que no pueden tener bajo los dedos de ningún otro?.
Los dos amigos tocaron dúos juntos y colaboraron en algunos conciertos. Continua diciendo Saint-Saënz

Éramos muy amigos y frecuentemente tocábamos a dúo. Los pianos que hacían las veces de campo de batalla no lo pasaban bien y poco nos apiadábamos de los oídos de nuestros oyentes. ¡Qué días aquellos! Hacíamos música simplemente por el placer que significaba y nunca teníamos suficiente... Un año, él me pidió que me hiciera cargo de la orquesta en una serie de conciertos que planeaba dar. Hasta el momento, yo había dirigido poco y vacilé en asumir la tarea. Por fin, acepté y durante esos ocho conciertos hice mi aprendizaje como director. En los ensayos, Rubinstein me entregaba partituras manuscritas que había garrapateado, llenas de tachaduras, cortes y lo que parecían intrincados diagramas geométricos. Jamás pude persuadirle de que me permitiera ver la música de antemano: ¡decía que le resultaba divertido ver cómo yo me las arreglaba con las dificultades! Además, cuando tocaba, no le prestaba la menor atención a la orquesta que le acompañaba, de manera que uno tenía que seguirle a su propio riesgo y, en ocasiones, emanaba del piano tal nube de sonoridad que yo ya no lograba distinguir nada y tenía que fijarme en los movimientos de sus dedos sobre el teclado a modo de guía. Después de esa magnífica temporada, estábamos en uno de esos conciertos en la Salle Pleyel, cuando me dijo: "Todavía no he dirigido una orquesta en París. Montemos un concierto que me dé la oportunidad de tomar la batuta." "Encantado." Preguntamos cuándo estaría libre la Salle Pleyel y se nos dijo que tendríamos que esperar tres semanas. "Muy bien", dije yo, "en esas tres semanas escribiré un concierto para la ocasión." Y compuse el Concierto en Sol menor que, en consecuencia, fue estrenado con un patrocinio tan distinguido.

Saint-Saëns logró terminar el concierto en el breve plazo asignado, pero no pudo aprenderse suficientemente la parte para piano. "Toqué muy mal, y excepto por el scherzo, que fue un éxito inmediato, no anduvo bien. La opinión general era que la primera parte carecía de coherencia y el final era un completo fracaso." No obstante, con el tiempo la obra llegó a convertirse en el más popular y respetado de los cinco conciertos para piano de Saint-Saëns.

Posteriormente, Rubinstein ejecutó el concierto como pianista. Este recordaba que "durante años me sirvió como caballito de batalla! Lo tiene todo: audacia y elegancia, deslumbrante brillo y temperamento; además, es buena música, aunque no exenta de una cierta banalidad".

Por fin, el compositor aprendió la parte para piano. En 1893 lo tocó en un concierto de la Filarmónica de Londres, donde compartió el programa con Tchaikovsky. Ambos compositores estaban en Inglaterra para recibir títulos honorarios de la Universidad de Cambridge. Saint-Saëns oyó y le gustó la Cuarta Sinfonía de Tchaikovsky y los dos hombres pasaron la mayor parte del tiempo en un banquete dado en su honor, hablando de música.

El concierto es una verdadera pieza de demostración de virtuosismo, como podía esperarse de la colaboración de dos extraordinarios pianistas y compositores. También tiene una maravillosa frescura y espontaneidad, sin duda producto de la rapidez con la que fue compuesto. El virtuosismo se hace evidente de inmediato cuando el concierto comienza con una cadenza elaborada.

A lo largo de gran parte del primer movimiento, el piano ejecuta carrerillas deslumbrantes, arpegios y otras figuras, que culminan en una segunda cadenza. El virtuosismo está presente aun en el apagado interludio que sigue a esta cadenza, justo antes del final del movimiento.

Concierto para piano Nº2 en Sol menor - I Andante Sostenuto


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El scherzo, maravillosamente melódico, está repleto de diestros toques de orquestación. Nótese en especial el uso imaginativo de los timbales y el pasaje virtuoso acompañado por toda la sección de cuerdas que tocan en trémolo. La liviandad de este movimiento deslumbrante nos recuerda a los mejores scherzos de Mendelssohn.

Concierto para piano Nº2 en Sol menor - II Allegro Scherzando


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El torbellino del final es un sorprendente tour de forcé del pianista. No es extraño que Saint-Saëns haya tenido dificultades en aprender a ejecutar esta música en un plazo tan breve. El solista raramente tiene un respiro en lo que hace a las exigencias continuamente variadas de su técnica. Sin embargo, la música jamás cae en el virtuosismo vacío. Es siempre deliciosa, siempre elegante. Como lo expresa el biógrafo James Harding: "Los que critican a Saint-Saëns por su frivolidad, alguna vez deberían tratar de escribir música tan etérea y tan segura como esta. No les resultaría fácil."

Concierto para piano Nº2 en Sol menor - III Presto


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Postdata: Los Intérpretes.
Director: André Previn: Pianista, director y compositor estadounidense de origen alemán. Estudió en los conservatorios de Berlín y París. Su familia sufrió la persecución nazi, por lo que se trasladó a Los Ángeles en 1939. En 1943 se nacionalizó estadounidense. Comenzó su carrera musical como pianista de jazz y pasó más tarde a componer bandas sonoras en Hollywood; siendo todavía un adolescente, se le empezó a reconocer el don como pianista de jazz y compositor para orquesta, y durante los años cuarenta recibió varios encargos de la Metro Goldwyn Mayer para hacer diversos arreglos.Previn estudió composición con Joseph Achron y Mario Castelnuovo-Tedesco, y también dirección junto a Pierre Monteux en 1951.Desde que era adolescente, Previn se había interesado por el mundo sinfónico, concretamente en la dirección y la composición. Sin embargo, su debut profesional no se produjo hasta 1963, de la mano de la orquesta Sinfónica de St. Louis. Cinco años después fue nombrado director titular de la Sinfónica de Londres, puesto que ocupó hasta 1979. Entre sus composiciones se encuentra un concierto para piano que le encargó Vladimir Ashkenazy, una sonata para cello escrita para Yo-Yo Ma y que grabó junto a él y un ciclo de canciones escrito para Dame Janet Baker; también se encuentra entre su producción un drama musical denominado Every Good Boy Deserves Favour, escrito en colaboración con el libretista Tom Stoppard. Además de las bandas sonoras para Hollywood, ha compuesto una sinfonía, varios conciertos, música de cámara y canciones. Entre sus libros destacan Music Face to Face, de 1971, y Orchestra, de 1979.

Pianista: Jean-Philippe Collard (27 de enero de 1948, Mareuil-sur-Ay, Marne) es un pianista francés de renombre. Nacido en una familia musical, comenzó a tocar el piano a los cinco años. En 1960 viajó a Berlín de haber sido enviados por las Juventudes Musicales-para competir en el Concurso Internacional para jóvenes pianistas. A los 16 años ganó el Primer Premio en el Conservatorio de Música de París. También es un ganador del Premio Gabriel Fauré. Él tiene un primer premio de la Marguerite Long-Jacques Thibaud de competencia. Fue galardonado con el Premio Albert Roussel y ganó el Concurso Internacional de Cziffra. En 1973 jugó su primer recital en París en el Théâtre des Champs-Elysées. Está considerado como uno de los más grandes exponentes de la escuela francesa. Hizo su debut en Estados Unidos en 1973 con la San Francisco Symphony Orchestra, dirigida por Seiji Ozawa, y la alabanza de la Crónica de San Francisco fue alta. Fue nombrado Caballero de la Legión de Honor en 2003.


eldalai
Fuentes:
Wikipedia
Saint-Saens: Piano Concertos 1-5

3 comentarios:

  1. ¡Excelente!, solo un detalle, si no me equivoco, el "Rubinstein" no es Arthur el pianista polaco, sino Anton, el Ruso. Gracias por el articulo!

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  2. Mis mas sinceras felicitaciones, Un trabajo excepcional, de primer nivel, buscando un análisis sobre cierto concierto para piano y orquesta de Saint Saens, me encontré con esta joya de bologspot. Mis mas cordiales felicitaciones nuevamente y mis atentos saludos.

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  3. Mis mas sinceras felicitaciones, Un trabajo excepcional, de primer nivel, buscando un análisis sobre cierto concierto para piano y orquesta de Saint Saens, me encontré con esta joya de bologspot. Mis mas cordiales felicitaciones nuevamente y mis atentos saludos.

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